lunes, 29 de diciembre de 2008

La IGM: una guerra tecnológica


El siglo XIX vio surgir un mundo nuevo de la Revolución Industrial: nuevas clases sociales, nuevos Estados, nuevas ideologías, nuevas máquinas, nuevos paisajes… todo cambió, salvo la forma de hacer la guerra: cuando ésta estalló en Europa en 1914, los militares seguían pensando en las estrategias de la época napoleónica de grandes masas de infantería, caballería y artillería en campo abierto.
Y esto que los antecedentes inmediatos demostraban lo equivocado del plateamiento: la guerra de Secesión norteamericana (1861-1865) había visto el desarrollo de la ametralladora y del fusil de repetición; más adelante aparecen el alambre de espino (1874), los explosivos y las mejoras en la artillería: la tecnología se adueña de los campos de batalla.


Frente a la enorme potencia de las armas modernas, las formaciones abiertas eran como una enorme diana, y no hubo otro remedio, como hemos visto, que cavar en el suelo para protegerse. Con un frente continuo, lo único que se les ocurrió a los Estados mayores fueron asaltos frontales de masas enormes de soldados que eran rápidamente detenidas en tierra de nadie ante el uso de armas automáticas y explosivos que creaban una auténtica cortina de fuego, imposible de traspasar, tal como podemos ver en este breve fragmento de “Un largo noviazgo de domingo”









El empate táctico entre los dos enemigos, ambos grandes potencias industriales, provocó una carrera paralela de inventos de destrucción masiva con tal de romper con esa situación. Así, hemos de destacar:
- La lucha se extendió al aire: aviones y dirigibles tenían la función básica de observación, pero también de bombardeo. En ningún caso, no obstante, fue un arma decisiva, y destacó más por su carácter propagandístico (los “caballeros del aire”). Un juego de simulación
- La industria química alemana desarrolló una serie de gases tóxicos (como el gas mostaza) pero, perdida la sorpresa inicial, se convirtió en un arma más (que, con el tiempo, se prohibirá a nivel internacional).
- Ante la superioridad naval británica, los alemanes respondieron con la guerra submarina, en un intento de cortar las comunicaciones y suministros del imperio británico. La creación de convoyes y la respuesta internacional (entrada de los EEUU en la guerra) limitaron su impacto.
- La artillería perfecciono sus técnicas, su rapidez y su capacidad. El mejor ejemplo, el supercañón alemán Berta, destinado a bombardear la retaguardia francesa (puedes verlo al inicio de la película de Charles Chaplin, El Gran dictador)
- Los ingleses recurrieron al sistema de blindaje, creando los primeros tanques. Su mal aprovechamiento hizo que no supusieran un elemento esencial en el conflicto, a diferencia de lo que pasará en la Segunda Guerra Mundial. Aquí tenéis el primer tanque utilizado por los británicos, el MarkI





¿Y la infantería? Hasta 1917, los soldados siguieron siendo lo que podemos denominar muy tristemente, “carne de cañón”, sacrificada sin ningún tipo de respeto en horribles ofensivas sin apenas resultados tácticos.


Para acabar, aquí tenéis este juego para sentir las experiencias del frente. Ante las situaciones planteadas, habéis de escoger las armas adecuadas para enfrentaros con éxito a la misión (en inglés) . Y otro juego (también en inglés) menos didáctico pero más divertido, aunque resulta interesante para ver la potencia de las armas (aunque luego no digáis en casa que eran deberes, eh, es para el tiempo libre!)



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